septiembre 24, 2008

Espinosa suavidad

"Hay un olor a lluvia en mis entrañas, casi todo lo que tengo lo destruyo... y son más gotas de un dulce rencor que me echo en cara."
Fernando Sarría, Mirar el Infinito.

El cardo va creciendo sobre la tierra, que se añeja,

Va llenándose de manchas y arrugas,
De penas y de cementerios
Que un día se vieron florecidos rebosando de toda vida…

Hoy es la noche
Los recuerdos duermen en el ombligo de la flor,
Entre las espinas y unas sábanas violetas,
Se guardan para despertar y clavarnos los ojos
Cuando los llamemos por su nombre.

Cardo que también envejece
Y maldice el viento con sus plumas mientras le van despojando de vida
Para regarla en otra tierra.

Quiero cubrirme desnuda con sus espinas,
Yo también soy como él:
Tiesa, espigada y soberbia entre las hierbas doradas
Volviéndome de piedra al marchitarme,
Decaída en la tierra del sol de verano,
Reverdecida en las nieblas áridas de invierno.

Hoy es la tarde y solo florecen recuerdos aéreos
Regando los cementerios dentro del cadáver ruinoso de la tierra.

Somos las flores del testamento de estos días dolorosos,
Blindando de persistencia nuestras entrañas.

1 comentario:

Fernando dijo...

hay silencios que hablan más que las palabras...un abrazo.