marzo 11, 2009

De cualquier color que quieras


Luego de quitarme los colores que brillaban en la piel,
luego de desnudar el cuerpo y hacerlo un pequeño soplo de nube, de blanco y de negro, bajo la luz de un sol incandescende,
tomé el libro y leí :

"Báilame el agua. Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor. Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado de una correa que apriete demasiado. Hazme sufrir.
Aviva las ascuas. Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que ya sea tarde, demasiado tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea ni tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame del estigma. Llámame tonto. Sacrifica tu aureola. Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora. No me arrastres.
Vete lejos. Pero no sueltes mi mano. Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores. Fuma un cigarro por mí. Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
No lo toques. Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido. Sueña feliz que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos. Toca mis ojos abiertos. Nota la textura del color. Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás. ¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos. Los lameré hasta que no sepan a miel, hasta que dejen de ser miel.
Sal, niégalo todo y después vuelve. Te invito a un café. Caliente, claro. Y sin azúcar. Sin aliento." Vuelve, píntame la piel, con los colores de tus manos.

Poema, Daniel Valdés

enero 14, 2009

Navidades

Cuando pasan los años y uno crece, se da cuenta de que la navidad que antes esperaba con tanta ilusión ya no significa nada especial.
Los regalos eran, en ese entonces, determinantes en la existencia de uno.
Yo recuerdo las navidades desde que era bien chica, desde cuando éramos más pobres y todo estaba más lejos.
Cuando era más feliz, porque cuando uno es niño siempre es feliz.
Es precisamente eso lo más bonito de la niñez, yo creo que es también eso, y no otra cosa, lo que más envidian los adultos.
Ellos, los adultos, tienen esa extraña costumbre de demostrar que siempre tienen todo bajo control, que hacen lo correcto y que siempre, invariablemente, siempre tienen razón.
Sin embargo, he llegado a pensar que no son más que apariencias, que en el fondo siempre siguen siendo los mismos niños asustados que se han perdido de la mamá en una multitud de gente.

enero 10, 2009

Siempre hay un instante para manosear la conciencia y después desligarse de ella.
Dejando engendrados mutaciones de un cuestionamiento sin sentido, devorando observaciones tan inconclusas como los ladridos, para postular y ganar el premio a la mejor categoría “Restricción de pasiones”.
Dentro de toda esta paranoia social y burda nos encontramos todos, obviamente algunos mas sobresalientes y triunfadores que otros, en el escenario de lo absurdo.
No hay mucho por estos días, sino soledad y algo de letargo ocasionado porque aún no comprendo el “porque de mis acciones”, debe ser producto a los estados de niñismo mimado y fastidioso que he tenido estos últimos días…
espantoso sentirse identificada con "blablablablablablablabla"

Touché

enero 07, 2009

Pausa

...

enero 05, 2009

Re-Iniciando


Sumergirse no en uno mismo, sino en lo mecánico de uno mismo.
Actuar sin hacer nada.
Seguir las instrucciones. Sin leerlas.
Escarbar en ese pensamiento, lejano y olvidado, que queda después de una noche frenética, que es como la síntesis de una vida entera.
Tocarlo. Tratar de modificar su código secreto.
Y luego lo mejor: sentirse sin palabras, sin ninguna banalidad que lo estropee.



La belleza era esto.

diciembre 16, 2008

La mirada desde afuera...


Pensaba en pretextos, en coartadas creíbles y en cómo hacer para disimular a tiempo esa persecusión maquiavélica sin que parezca un disimulo forzado, buscando el ángulo perfecto para que a contraluz no se hiciera evidente el color de su rostro más rosado de lo habitual.

Mientras tanto buscaba muy profundo en su bolsillo algún objeto inexistente.

Tenía miedo de mirar hacia adelante, como antes, igual que esas otras veces cuando aún tenía sueños hechos de materiales idílicos.

Cuántas cosas habían cambiado desde que empezó a escribir para nadie.

Su ilusión, sin embargo, era la certeza de saber que escribía para alguien.

Quizás la única persona en su pequeño mundo, o fuera de él, que prestaba atención a las ideas multicolor que brotaban todos los días de sus manos, palabras invisibles provenientes de un lugar insípido para el resto de la gente...

diciembre 14, 2008

Mi idea de felicidad

"Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar por fin solos los pequeños goces, que son los más perdurables."
El árbol, María Luisa Bombal


Pienso que realmente no estoy de acuerdo con lo que dice Maria Luisa.
No creo que exista un lugar de felicidad final y definitiva, ni un estado constante que se deba alcanzar como máximo triunfo en la vida. Esta idea es tan falsa como lo sería tener un orgasmo que no termine nunca. La felicidad, al contrario, se constituye de pequeños eventos aislados, como en un circuito eléctrico doméstico. Los cables son como la vida normal sin sobresaltos, las ampolletas son los pequeños climax que hacen brotar la luz en las habitaciones que habían estado oscuras. Y como es en la realidad, siempre hay un momento del día en que las luces están apagadas. Bien por que no hay energía, o bien porque la luz del día existe sin necesitar conexiones ni apretar nungún interruptor. El circuito sin embargo sigue estando, y aunque parezca un cablerío inútil, sabemos que la luz es posible cada vez que lo decidimos, nos paramos, caminamos, y apretamos el botoncito.

Ficciones


Estaba mirando los dibujos que no trazaron las manos de él en sus manos.

Miro mis manos. Miró mis manos. Él siempre mira las manos.

Nos miramos mutuamente las manos. Y no dicen nada.

Recordé esa historia que me hizo reir y después de cinco meses recién ahora entiendo. Recordarías tú las noches sin segundas intenciones.

Las fotos en la ventana. El tiempo desangrándose en días con paraguas falsos que viajaban.

¿Y volaban al sur?

Me fui de aquí mañana.

En la mañana bien tarde con mi chaleco malba y mi pijama.

Para quedarme tan callada en mi puente.

Con él, que era hace tiempo, con ella, la de hoy.

Y con nadie más que yo.

Para todos los días tener una mirada ténue. Y no escuchar los sonidos tristes nunca.

A las doce. Cualquier noche. Te traerá piedras suaves, lápices en blanco y negro, barro, lluvia, luces y desprecios. Y un beso por deber.

¿sí?...