Hay una luz sin nombre
que aprende a surgir de las plantas y que, a medida que el tiempo-espacio fluctúa a su favor, llena de luz los lugares que tontamente la intentan contener.
Así se alimenta.
Sin embargo (y sabiendo que antes de estas diez letras hay un sinfín de palabras),
Se dice que cuando el tiempo se daña no hay forma de volver a nacer;
Ni se escribe ni se escucha ni la mente puede florecer como las magnolias en invierno ni la música puede volver a ser música jamás.
De repente, en medio de la inmensidad de la tierra,
El pequeño cae sin haber empezado a caer.
De repente sólo camina hacia abajo, sin escalera y sin abismo.
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