mayo 31, 2008

Suspensión detestable

"Aléjate, memoria de pared, memoria de
cuchara,memoria de zapato,No me sirves, memoria, aunque simules este
día. "
Olga Orozco

A veces, después de cerrar la puerta y subir las escaleras, mis pies sienten que han caminado miles y miles de kilómetros.

Aunque ellos son más o menos conscientes del carácter ficticio de los senderos recorridos, les es imposible evadir por completo que están cansados y que sólo quieren acostarse a dormir suspendidos sobre el viento.


Mis manos están llenas de insectos y de raíces que las atan a la humedad de la tierra.

Se construyen de polvo y de caminos ya recorridos que se entrecruzan sin encontrar un único punto de llegada o un dibujo que les diga que todo lo que se cree caminado, jamás existió.

Me pongo los zapatos y salgo a buscar algo ocultando el desgaste, las huellas dejadas en el cemento y las figuras trazadas por el tacto de mis dedos sobre superficies tan irreales como ellos...

---Busco algo que sí pueda palpar, algo que me abstraiga, que me desdibuje y con eso lo anestesie todo,que tiempo después me recuerde

estos días tan llenos de culpa sin encadenarme a ellos.

La esperanza es también la ausencia de ella.

La ilusión sobre algo que en el fondo se sabe sólo podrá ser incertidumbre, aunque la posibilidad ingenua de que mañana todo sea de otro color se disfrace de esa alegría ocasional y mentirosa que tanto detesto pero a la que siempre termino sometida.

Alegría deshonesta, embustera, ¡falsa!

1 comentario:

Kenneth Moreno May dijo...

La alegría es peor que la felicidad, es la felicidad del bruto.

Sobre todo porque, aunque parezca otra cosa, lo único verdaderamente alegre es la crueldad, y no necesariamente.