Al final del pasillo se encuentra Penélope, con la fea decadencia del olvido,
Tejiendo agujeros imaginarios, que destruye y reconstruye,
Una y otra vez, a la espera de que su Ulises vuelva de su rutina laboral,
Esa que le absorbe el tiempo y las entrañas.
Mientras, Telémaco, que está engordando de no hacer nada,
No sabe si ser un cobarde camuflado de héroe como su padre,
O lanzarse a una piscina vacía, de cabeza, y haciendo una pirueta en el cielo.
Eso sí, con un inútil flotador puesto.
Por si acaso.
1 comentario:
señorita su texto es descaradamente excelente....
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